martes, 7 de marzo de 2017

CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA vs QUÍMICA VERDE


 

      La contaminación por partículas en el aire ha provocado la muerte prematura de 26.830 personas en España a lo largo de una década, según una investigación dirigida por Julio Díaz, jefe del Departamento de Epidemiología del centro.
      Aproximadamente, el 75% de las partículas en una ciudad suelen ser provocadas por las personas, y normalmente por el tráfico. La OMS pide y recomienda que no se sobrepasen los 50 microgramos de partículas por metro cúbico de aire en una media de 24 horas. Una de las últimas estimaciones de la OMS calcula que 6.860 personas murieron en 2012 de manera prematura por la contaminación atmosférica en España.
Existen muchas variedades de productos químicos tóxicos en cosas de uso cotidiano como prendas textiles, muchos de los focos de contaminación ponen en peligro los recursos hídricos y la recuperación de mares y ríos. En nuestro país se vierten aguas con toneladas de contaminantes anualmente. También sabemos que estamos conviviendo y luchando contra la contaminación atmosférica, y en zonas muy afectadas aumentan los casos de mortalidad por cáncer
     ¿Qué podemos hacer para solucionar esto?
Puede haber varios tipos de soluciones, pero uno que debe ser fundamental es "el principio de precaución". Este modelo se basa en el típico "Es mejor prevenir que curar", que se basa principalmente en tomar medidas preventivas antes de esperar datos concluyentes del peligro que supone la contaminación. Aplicando el principio de precaución en la contaminación, deberíamos centrarnos en eliminar el uso de sustancias peligrosas y cambiarlas por el uso
de alternativas más seguras. Un ejemplo podría ser la "Química Verde" que consiste básicamente en actuar al principio de la formulación y fabricación de una sustancia, producto o material,
previniendo sobre sus potenciales efectos nocivos medioambientales y para la salud. El principal objetivo es eliminar o reducir el impacto ambiental, evitando las sustancias tóxicas que generamos normalmente. Todo ello, en lugar de actuar a posteriori, como también solemos hacer normalmente.
Jesús Sánchez.
Daniel Calzón.
1º A  Bachillerato.

 


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